A veces me desayuno con esta pregunta. En otras ocasiones
me asalta conduciendo. Incluso me ha acompañado apagando
la luz de la mesilla de noche. Es una duda que se ha
incorporado a mi vida como si de un hijo se tratase,
y me reclama mi tiempo.
Hoy he encontrado un texto de Mario Benedetti de su novela
La tregua que, creo, viene a propósito de lo dicho anteriormente:
....Francamente, no sé si creo en Dios. A veces imagino que,
en el caso de que Dios exista, no habría de disgustarle esta
duda. En realidad, los elementos que él (o Él) mismo nos ha dado
(raciocinio, sensibilidad, intuición) no son en absoluto suficientes
como para garantizarnos ni su existencia ni su no existencia.
Gracias a una corazonada, puedo creer en Dios y acertar,
o no creer en Dios y también acertar. ¿Entonces? Acaso Dios
tenga rostro de croupier y yo sólo sea un pobre diablo que juega
a rojo cuando sale negro, y viceversa."
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