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sábado, octubre 31, 2015

La importancia de dejarse rascar la espalda






Los niños que rechazan las caricias de sus madres están condenados en reencarnarse en tortugas.



La traición oculta del alma - Patrick Harpur

Patrick Harpur




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Si queremos iniciarnos voluntariamente, nos enfrentamos a la escasa comprensión que existe sobre la necesidad de ritos formales, además de los ritos en sí mismos. Debemos emprender nuestro propio camino de negación del ego, tal vez de una manera ética, a través de un abnegado y desinteresado servicio a los demás; o de una manera imaginativa, mediante la paciente y honda atención y celebración constante de las minucias de la existencia, que no son sólo requisitos del arte, sino de cualquier vida en contacto con el alma.
Hay también otro camino que nos permite entender intuitivamente la realidad de la iniciación chamánica y por el que somos iniciados nos guste o no: a través de los sueños. Nuestra zambullida nocturna en el inconsciente oceánico mantiene al ego fluido y lo anima a reconstruirse mientras adopta distintos papeles y posicionamientos en el mundo onírico; haciéndole empezar a darse cuenta de que sólo es una faceta de la gran esfera resplandeciente de la psique. Si, a pesar de todo, se aferrar a una de las caras, como hace el ego racional, todo el resto de inconsciente resulta hostil. Tratará de huir,  pero se encuentra anclado o como corriendo entre arenas movedizas, porque la postura literal y de fuerza no funciona en el Otro Mundo. Debe afrontar las imágenes que encuentra pavorosas. Y se revelarán inofensivas; y si no es así -si infligen daños-, eso es precisamente la iniciación. Para empezar, toda iniciación se experimenta como ruptura y regresión; pero si el ego se rinde descubre que no está hundido en la locura y el caos, como temió Jung, sino - como éste también descubrió -inmerso en la claridad y precisión de un mito."


Levantando a los muertos, La tradición oculta del alma, Patrick Harpur




domingo, octubre 25, 2015

Llenar el Vacío





El día del nacimiento de Tomás el alma abandonó su cuerpo dejando un vacío. Durante los primeros años fue su familia la encargada de llenarlo de amor. De esa forma el vacío se impregnó de su olor y, con el transcurso de los años, Tomás aprendió cuál es la sustancia adecuada para saciarlo, para aplacar su apetito.

El día del nacimiento de Clara el alma abandonó su cuerpo dejando un vacío. Una infancia en una familia tiranizada por el alcohol y los malos tratos dejaron vacío el vacío, que perdió la permeabilidad
de sus paredes.

Pasada la edad del desconcierto un joven conoció a una chica de ojos tristes y bellos y algo desde dentro le reclamó su alimento. El joven abrió sus entrañas y las expuso con la entrega del que se ofrece en sacrificio. La chica de los ojos tristes le recibió con una sonrisa.
Tras un año de juegos, sexo y promesas se fueron a vivir juntos y tuvieron una hija.

El día del nacimiento de Lucía el alma abandonó su cuerpo dejando un vacío. En su tercer cumpleaños Lucía perdió a su padre que decidió reclamar el alma que le abandonó al nacer. Esa mañana, mientras se afeitaba, Tomás descubrió un rostro sin carne, unos ojos tristes. Esa noche Clara se arañó el pecho y lo inundó de alcohol.


El otoño no cabe en la alcantarilla









sábado, octubre 03, 2015

La ceguera del topo







Lo que desconoce el búho, que observa al topo asomando su naricilla a ras de suelo, es que su ceguera innata no le impide percibir -usando el olfato- sus garras poderosas y su pico enmarcado en su cara redonda y noble.
Lo que desconoce el topo es que el amanecer ha teñido de rojos imposibles el cielo,
que el otoño mordisquea de marrones las puntas de las hojas, aún vivas, mientras una hilera de hormigas escala el robusto tronco de un álamo,
que la guadaña permanece inmóvil sobre la hierva desde el día en el que la granjera parió a su primer hijo, 
que las hadas que habitan el bosque cercano ansían morir para volver a nacer, aunque sea como hijas de granjero.