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domingo, mayo 31, 2015

Impulsos tribales






Extrañas tierras las españolas, donde algunas de sus tribus abuchean el himno nacional, para celebrar, más tarde, la entrega de la copa de manos de su rey. Curioso caso de bi-polaridad colectiva.

viernes, mayo 29, 2015

El frasco




Hace muchos años viajé a un país gobernado por un rey caprichoso. La capital del reino albergaba un museo en el que se exponían multitud de extravagancias y decidí visitarlo. Tras varias horas recorriendo las salas llegué a una fuertemente custodiada por dos guardias. Entré y reparé inmediatamente en un frasco de vidrio que guardaba la cabeza de una mujer sumergida en formol. Su nariz mostraba unos extraños pliegues que llamaron mi atención. Tuve que acercarme para poder averiguar qué representaban esas costuras naturales. Descubrí, no sin cierto asco, contenida en el vértice de su nariz, la cabeza de la misma mujer, aunque a escala más pequeña. Y revisando el apéndice nasal de esa pequeña cabeza, encontré de nuevo la cabeza (aún más diminuta esta vez). Y así hasta el infinito. Un infinito infinitamente pequeño, se entiende. Comprendí que un átomo puede tener nariz y que ese frasco contenía tantas narices como átomos componen el universo.





El alma del mundo


El pescador y la sirena, Frederick Leighton



Todos los neoplatónicos, los filósofos herméticos, los alquimistas y los cabalistas han afirmado que el cosmos está animado por un alma colectiva que se manifiesta a veces espiritualmente, otras físicamente, e incluso de ambas maneras a la vez, es decir, daimónicamente; pero que sobre todo relaciona y mantiene todos los fenómenos unidos. Ésta es la ortodoxia verdadera, dicen, a la que la ortodoxia errónea -que el filósofo A. N. Withehead denominó "los tres últimos siglos provincianos"-ha ignorado de forma deplorable.

El alma del mundo, El fuego secreto de los filósofos, Patrick Harpur.





lunes, mayo 18, 2015

Recuerdos






Alcanza el primer recuerdo que pase frente a ti
mídelo
tállalo
y guárdalo hasta ver otro recuerdo despistado
que capturar
que medir
que tallar
que guardar
y espera de nuevo.

Imagina la luna mancillada con las saetas de un reloj.
Siéntate bajo su sombra y contempla como saltan los
segundos sobre ti.
No rechaces al que se te mete en la nariz
ni al que te ha producido una arcada.
Son mensajeros, cornetas de un desfile
anunciando la llegada de nuevos recuerdos.

Atento,
ahora llegan agrupados surcando ráfagas de viento
recoge el mayor número posible
y mídelos
tállalos
y guárdalos.

Sonríe,
pronto llegará la lluvia de clavos
y podrás sacar todos los recuerdos guardados
con los que fabricar un armario donde esconderte.








domingo, mayo 17, 2015

Antonio Gala y su Experiencia Cercana a la Muerte






"Un naufrago ahogándose en el mar es más grande que el mar, 
porque el naufrago sabe que se muere y el mar no sabe que lo mata."






sábado, mayo 09, 2015

El reconocimiento de Poseidón





Cuenta un abuelo a sus nietos que, cuando hizo la mili, conoció a un compañero gallego que le contó una antigua leyenda que a su vez había escuchado a un viejo marinero de la aldea.
Esto les relata:
Hace mucho tiempo, en un océano que por aquel entonces aún no tenía nombre, vivía una ostra muy querida por el resto de la fauna marina. Descendía de una familia de ostras que había gobernado con justicia e inteligencia desde hacía varias generaciones los fondos marinos. Era la menor de dos hermanas. Su vida pasó por mejores y peores momentos, pero siempre mostraba una luminosa sonrisa.
Un día una fuerte marea arrastró sin piedad corales y peces. Los alocados remolinos succionaban y escupían con fiereza todo lo que encontraban a su paso. Nuestra ostra contempló con terror como un golpe de mar abrió la concha de su hermana que salió despedida y comenzó a dar volteretas sin control. A duras penas consiguió llegar hasta ella. Al recoger e introducir el cuerpo aturdido en su propia concha, entendió que no cabían las dos en el interior. Tras unos instantes de pánico abandonó su casa quedando a merced de la marea que no mostró piedad. Pasaron las semanas y luego los meses y después los años, hasta que unos pescadores, al recoger las redes, vieron una ostra con el tridente de Poseidón grabado en la concha. Al abrirla descubrieron, junto a los restos carnosos, una preciosa perla blanca, luminosa como una sonrisa. La primera perla.



viernes, mayo 01, 2015

El funambulista

Funambulista de Israel Esteve (Funambol)


Sentirse como un funambulista novato
suspendido a mil metros del suelo
caminando sobre un cable de arena
intentando no caer
al vacío.