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sábado, octubre 28, 2006

PROBLEMA DEL CARACTER COMPETITIVO ESPAÑOL


Estas últimas semanas estamos asistiendo a dos
situaciones que creo que están relacionadas
con el carácter competitivo del ciudadano español.

Por un lado vemos a compatriotas triunfar en múltilpes
disciplinas deportivas. Fernando Alonso, selección española
de baloncesto, balonmano, motociclismo, tenis...
En todos estos casos coincide, a la vista de cualquier obsevador,
la causa principal de estos éxitos, las ganas de triunfar.

Por otro lado, el intento de acabar con el terrorismo etarra,
que nos situa como el último reducto de occidente con un
terrorismo territorial ( o tribal), ha sacado a la luz el furor
competitivo de nuestros políticos que lo han planteado
como una lucha por conseguir ganar las elecciones a toda
costa en un caso o para mantenerse en el poder en el otro.

En este caso vale todo y lo que en principio debería estar
fuera de la lucha política como ha ocurrido en el resto
de paises de nuestro entorno, se ha tornado en duelo
cainita.

Esta semana se ha producido un hecho relevante en el
mal llamado "proceso de paz". La banda terrorista ha robado
en el sur de Francia 400 pistolas. Instantáneamente han
saltado todas las alarmas y el duelo entre el PP y el PSOE
ha subido de temperatura.
En la reacción del portavoz del PP, Zaplana, cualquier
observador pudo ver en televisión ese brillo en los ojos
que a veces contradice lo que manifiestan las palabras.
Y días más tarde tenemos que soportar como nuestro
presidente de gobierno manifiesta que un terrorista como
De Juana Chaos está por la pacificación de País Vasco, teniendo
a sus espaladas 25 asesinatos y celebrando con champán
cada asesinato de ETA en sus años de presidio.
En fin, de naúsea en naúsea termino este breve artículo,
que empezó bien y acaba desesperanzado.

viernes, octubre 13, 2006

ARAGON TAMBIEN EXISTE. Arturo Perez Reverte


Me permito ofreceros estas líneas por su interés y honestidad.


>>>Aragón También Existe >>>por Arturo Pérez Reverte >>> >>>.

Aragon también existe a pesar de la manipulación histórica
de tantos timadores y mangantes.
Que sí, hombre, que ya era hora. Que en toda esta lista
de "los más vendidos", en este concurso inaudito de
ignorancia, manipulación y mala fe a la hora de reinventar
la Historia, uno está hasta la línea de flotación de oír siempre
a los mismos, como si el resto hubiera oficiado de comparsas
en la murga.
Y hete aquí por fin que alguien reacciona como es debido,
y dice venga ya, y decide que ya es hora de poner en su sitio
a unos cuantos timadores y mangantes, de esos que les pagan
pesebres a sus historiadores de plantilla
para que descosan y vuelvan a coser la historia a medida, y
luego la meten en los libros de texto y se montan unas películas
que ya las hubiera querido Samuel Bronston.
Eso mientras los que saben se callan, porque son unos
mierdecillas, unos "vendidos", o por el qué dirán, o porque
les interesa. Y de ese modo terminamos viviendo en una
España virtual, que no la conoce ni la madre que la parió.
Así que olé los huevos de Aragón, o de quien decidiera montar
la exposición Aragón, reino y corona, que no sé si andará por
alguna parte ahora, pero que durante el mes de mayo estuvo
abierta en Madrid.
En toda esa mentecatez de la que hablaba antes -ahora resulta
que existió un imperio catalán que hasta hace cuatro días pasó
inexplicablemente inadvertido a los historiadores, o que los
irreductibles vascos nunca se mezclaron en las empresas
militares ni comerciales españolas- Aragón había estado
mucho tiempo callado, pese a tener muchas cosas que decir,
o que matizar, desde aquel lejano siglo onceno en que Ramiro I,
contemporáneo del Cid, sentaba las bases de un reino que
abarcaría Aragón, Valencia, las Mallorcas,
Barcelona, Sicilia, Cerdeña, Nápoles,Atenas, Neopatria,
el Rosellón y la Cerdaña, y terminó formando la actual
España en 1469, gracias al enlace entre su rey
Fernando II de Aragón e Isabel, reina de Castilla.
Ése es el hecho cierto, y no lo cambian ni el mucho
morro ni el reescribir la Historia; incluido el manejo
exclusivista y fraudulento de las famosas barras que
eran Senyal real no de un reino o territorio, sino de una
familia o casa reinante que, como matizó Pedro IV
en el siglo XIV, tiene Aragón como título y nombre
principal.
Casa reinante que absorbió a la casa de Barcelona,
extinguida en 1150 por mutua conveniencia y deseo
del titular de esta última, el conde Ramón Berenguer;
que al casarse con Petronila,hija de Ramiro el Monje, rey
de Aragón, adquirió como propio un linaje superior, pero
renunciando al suyo, no titulándose más que princeps
junto a su esposa regina; de modo que el hijo de ambos, ya con
Barcelona incorporada a la corona, se tituló rey de Aragón,
y nunca de Cataluña.
Por suerte no todos los archivos han caído en manos de
quien yo me sé -tiemblo al pensar qué será de ellos-,
y aún quedan documentos donde comprobar lo evidente.
Que por cierto, en cuanto a la propiedad histórica
de las famosas barras, no está de más recordar que
en 1285 la crónica de Bernard Deslot precisaba
aquello de: "No pienso que galera o bajel o barco
alguno intente navegar por el mar sin salvoconducto
del rey de Aragon, sino que tampoco creo que pez
alguno pueda surcar las aguas marinas si
no lleva en su cola un escudo con la enseña del rey de Aragón."
Así que cómo me alegro, oigan, de que aquel digno y viejo
Aragón olvidado, marginado, asfixiado por la perra política
de este perro país, aún sea capaz de decir aquí estoy,
desmintiendo a tanto oportunista y a tanto manipulador
y a tanto mercachifle.
Recordando que existió una corona aragonesa que constituyó el
imperio más extenso del Occidente medieval, donde,
bajo su nombre y sus barras, Aragón, Cataluña y Valencia
compartieron aventuras, comercio, guerras e historia,
enriquecieron sangres y lenguas con el latín, el catalán y el
castellano, cartografiaron el mundo, construyeron naves,
pasearon mercenarios almogávares y dominaron territorios
que luego aportaron a lo que ahora llamamos
España, con la manifestación de los fueros y libertades propios
en aquella fórmula tremenda, maravillosa y solemne: el si non,
non heredado de los antiguos godos, mediante el cual los nobles
aragoneses -que somos tanto como vos, y juntos más
que vos-, acataban la autoridad del rey de tú a tú,
reconociéndolo sólo como "el principal entre los iguales".
Por eso son buenas estas iniciativas y estas exposiciones
y estas cosas. Son muy buenas, incluso higiénicas; y me
sorprende que, como antídoto contra la manipulación y la
desmemoria que están convirtiendo este lugar llamado
España en una piltrafa y en una casa de putas insolidaria
y estulta, no se les dediquen más esfuerzos, ocasiones y dinero.
Por ejemplo, el que se ha utilizado en la imprescidible urgencia
de sustituir La Coruña por A Coruña en los rótulos de las
carreteras y auto-vías de toda España. Incluida, supongo,
la N-340 a la altura de Chiclana.



>>> >>>Arturo Pérez Reverte. >>>