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lunes, febrero 29, 2016

Biografía del silencio






"Estamos tan lamentablemente apegados a nuestros puntos de vista que si pudiéramos vernos con cierta objetividad sentiríamos vergüenza y hasta compasión por nosotros mismos. El mundo tiene graves problemas por resolver y el ser humano está, por lo general, embebido por problemas minúsculos que ponen de manifiesto su cortedad de miras y su incorregible mezquindad"


Pablo d'Ors

viernes, febrero 12, 2016

Desnudarse del todo






Isabel llegó a casa después de un día de duro trabajo. Estaba fatigada y le pesaban los ojos. Al entrar en su apartamento colgó el abrigo en la percha del recibidor. Continuó hasta el dormitorio donde se quitó la blusa y los pantalones pitillo que había estrenado precisamente esa mañana. Se recostó en la cama vestida únicamente con las bragas. Sonrió al ver que de su mano colgaba el sujetador y lo dejó caer al suelo. Su piel fue apoderándose de la colcha, pero no conseguía calmarse. Sentía un molesto zumbido como el de su coche cuando lo aparcaba en un tórrido día de verano y el ventilador seguía trabajando debajo del capó pese a estar el motor apagado. Se puso de lado, boca arriba, boca abajo, del otro lado. Nada.
Se dio una ducha para refrescarse y se colocó frente al espejo. Como aún notaba cierta ansiedad y ya no tenía ninguna prenda de la que deshacerse, decidió prescindir de los complejos. Se los fue arrancando de la piel uno a uno y dejando las tiras sobre el lavabo. Al cabo de un rato recogió el montón y lo tiró por el water.  Luego pensó que sería una buena idea acabar con sus adicciones. Las encontró tras las orejas y en las ingles. Esta vez empleó una toallita húmeda para retirarlas. Eliminar los miedos fue el siguiente objetivo, pero por más que los buscaba no los hallaba. Notaba sus efectos opresivos sobre el tórax, pero no los veía. Al final, palpándose un pecho notó un anillo muy fino que rodeaba sus mamas y lo retiró con sumo cuidado. En pleno frenesí, pensó en deshacerse de sus deseos. Para ello usó un algodón desmaquillante y lo fue untando en el espacio entre los labios y los dientes. Siguió con las ideas, los proyectos y los recuerdos, estos últimos enredados entre su hermosa melena rubia.
Volvió al dormitorio, abrió la ventana  y se acostó. El aire le acercó el trino de los pájaros y el rumor de hojas y ramas. Esa noche no cenó. Durmió profundamente como el bebé que fue y al que ya había olvidado.

domingo, febrero 07, 2016

La tableta de chocolate





Cuando el niño alcanzó finalmente la tableta de chocolate que su madre había escondido en la parte superior del armario de la cocina, esbozó una sonrisa victoriosa y se encerró en su habitación.
Cuando la madre vio los restos del envoltorio repartidos por la mesa y el suelo y la banqueta fuera de su lugar, esbozó una sonrisa bondadosa mientras decidía cuantos minutos le dejaría a solas con su sabroso trofeo antes de intervenírselo.
Cuando la niña escuchó las quejas de su hermano y lo vio refunfuñar con la boca pringada de chocolate, esbozó una sonrisa y lo llevó ante un espejo para que comprobase el aspecto tan ridículo que tenía.