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domingo, julio 29, 2012

Límites - Jorge Luis Borges

EL VIEJO Y LA MUERTE - ESOPO (600 a.C)


























En una ocasión un viejo, que venía de cortar leña, la llevaba encima y recorría un largo camino. Al descargar el peso, fatigado, llamó a la Muerte. La Muerte se apareció y le preguntó por qué motivo le llamaba, el viejo dijo: " Para que me lleves la carga."
La fábula muestra que todos los hombres quieren a la vida, aunque tengan una existencia miserable.

jueves, julio 26, 2012

LA COLECCIÓN DE ALFREDO


Alfredo tiene nueve años y está enfadado con su madre que no le permite enseñar su habitación a ninguna visita. Cuando un compañero de clase sube a su casa a jugar, tienen que conformarse con corretear por el comedor y los pasillos mientras la puerta de su dormitorio permanece cerrada con llave. Alfredo llora de rabia tumbado en la cama. Ya ha cenado y, antes de apagar la luz, echa un vistazo a la pared que tiene frente a él y que está completamente cubierta por una estantería de dos niveles. Sobre cada una de las dos largas baldas se sientan, a modo de sendos bancos, los papás de Alfredo. Los pies de los del nivel superior amenazan las cabezas de los del inferior. Sin embargo los meses de cohabitación forzosa han reducido esta molestia a un leve asunto de organización. Están charlando de sus cosas, aunque en un leve murmullo para no molestar a su madre que no anda muy bien de los nervios. Hablan de fútbol, de mujeres y de un trabajo que ya dan todos por perdido a estas alturas. Alfredo no es amigo de contar, por lo que no sería capaz de decirnos cuantos padres tiene en su colección. En cambio es un maniático del orden. Desde el día en el que, sin saber ni cómo ni por qué, al volver de clase, se encontró esta extraña colección en su cuarto, los ha recolocado; primero por tamaño de mayor a menor y de izquierda a derecha. Otra vez le pareció gracioso agruparlos por el color del cabello; a los calvos los arrinconó. Otra vez por el tono de voz. Ellos nunca protestan e intentan no alborotar mientras cambian de ubicación; solo quieren lo mejor para su amado hijo. Fue un alivio de intendencia comprobar que este numeroso grupo carece de las  mínimas necesidades fisiológicas. Eso sí, consiguió convencer a su madre para que le instalase una pantalla de televisión de 21 pulgadas sobre la cama para que se entretengan por las mañanas mientras él acude a clase. El momento del día más feliz para Alfredo es cuando llega a casa por la tarde y abre la puerta de su habitación. Todas las cabezas se giran a la derecha dirección a Alfredo y le saludan al unísono: "Buenas tardes hijo". Él contesta cortés: " Buenas tardes papás". Alfredo les cuenta los problemas que ha tenido en el colegio y ellos le aconsejan atropelladamente ya que todos quieren hablar al mismo tiempo. Su madre sube el volumen de la radio que tiene en la cocina para no escuchar el barullo, mientras prepara la merienda de Alfredo. Ellos sonríen  a coro pero bajan prudentemente la voz. Pero Alfredo no es feliz del todo porque le gustaría poder enseñar su colección a sus amigos.

miércoles, julio 18, 2012

EL RENACER DE SIDDHARTA

Fue aquel instante, cuando se balanceaba por encima de la corriente del agua, dispuesto a destruirse. Había sentido esa desesperación, esa profunda repugnancia, pero no se dejó vencer; el pájaro, la fuente y la voz de su interior continuaban con vida. Esa era su alegría, su risa; por eso brillaba su rostro bajo las canas.
"Es bueno-pensó- probar personalmente todo lo que hace falta aprender. Desde niño, desde mucho tiempo, sabía que los placeres mundanos y las riquezas no acarrean ningún bien; pero ahora lo he vivido"...
Mucho tiempo permaneció meditando acerca del cambio que se había producido en su ser. Escuchó al pájaro que trinaba alegre. ¿No había muerto el pájaro en su interior? No; en Siddharta había muerto algo muy distinto que desde hacía tiempo deseaba sucumbir.¿No era su yo, el yo pequeño, temeroso, orgulloso, con el que había luchado durante tantos días, el que siempre le vencía, el que después de cada penitencia volvía a surgir y le quitaba alegría, y le daba temor? ¿Acaso no era eso lo que por fin hoy había encontrado la muerte, allí en el bosque, junto a ese río idílico? ¿No era esa muerte por lo que Siddharta había vuelto a ser niño, y sintió confianza, alegría y temeridad?.
Ahora también comprendió por qué había luchado inútilmente contra ese yo, mientras era brahmán o asceta.¡Se lo había impedido el exceso de sabiduría, versos sagrados, de reglas para sacrificios, de mortificaciones, la excesiva ambición....
...Su yo se había escondido en ese sacerdocio, en aquella erudición e intelectualidad...
...Por todo ello tuvo que lanzarse al mundo, perderse entre los placeres y el poder, la mujer y el dinero; Se había tenido que convertir en comerciante, jugador, bebedor, glotón, hasta que le brahmán y el samana de su interior se murieran...
Muerto, un nuevo Siddharta había resucitado. También este se volvería viejo, también tendría que morir algún día; Siddharta era transitorio, como pasajera es toda formación. Pero hoy estaba en plena forma, joven como un chiquillo, un nuevo Siddharta. Estaba lleno de alegría. Meditaba todas esas ideas, escuchaba sonriente su estómago y agradecía el zumbido de la abeja.


Siddharta- Herman Hesse

jueves, julio 05, 2012

UN DÍA EN EL DENTISTA




Llegué a la consulta del dentista. Como siempre que lo hago, me asaltó un insuperable deseo de orinar. Evacué. Me lavé las manos y volví a la sala de espera. Jugué a ver si encontraba alguna revista con más años que yo. No es difícil, en los diferentes consultorios médicos, encontrar lecturas con esa cualidad cronológica. Me llamaron y acudí. Mi cerebro barajó varias bromas para relajar el estresante momento. Pero las descarté todas. Unas por demasiado hirientes, otras por insulsas. Una vez tumbado en la camilla me sujeté con fuerza la hebilla del cinturón, como hago siempre que me veo en esa tesitura.
- Tranquilo, en dos minutos te habré retirado los puntos del implante que te pusimos y a casa.
 Antes de que el segundero que mi imaginación había recreado comenzara a moverse, ya tenía sus manos dentro de mi boca descosiendo. Noté un pinchazo en la muela y una extraña mueca de sorpresa en el rostro del dentista. Vi como tiraba del hilo y lo enrollaba en su mano izquierda mientras pedía auxilio a su ayudante. Ésta parecía asustada mientras recogía y enrollaba, recogía y enrollaba. El hilo no paraba de salir de mi boca y con él comenzó a soltárseme la parte inferior de la mandíbula en lo que imagino sería una mueca fantasmal. Tanto él como ella tiraban y acumulaban en grandes ovillos centenares de metros de sutura, mientras mi cuello perdía consistencia desparramándose sobre los hombros que ya habían perdido los brazos, ahora flexionados e inermes sobre el suelo. Al descoserse el tórax, una amalgama de vísceras abortaron la llamada que intentaba mi agobiado dentista para pedir una ambulancia, dando por terminada mi agonía. Todo acabó al llegar al ombligo donde por lo visto nace el hilo que nos cose a todos los hombres.

martes, julio 03, 2012

HOMBRES NECIOS QUE ACUSAIS - SOR JUANA INES DE LA CUZ

Hombres necios que acusáis...


Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén.
¡Por qué queréis que obren bien,
si las incitáis al mal!

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo,
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco,
y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué honor puede ser más raro
que el que falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos si os tratan mal,
burlándoos si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite es ingrata,
y si os admite es liviana.

Siempre tan necio andáis,
que con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
es una pasión errada,
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga,
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis
queredlas cuál las hacéis
o hacedlas cuál las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.


SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ 1651-1695