La cometa, con la figura de una mariposa naranja, era
sostenida a cuatro palmos del suelo por David. Un palmo
por cada año de vida. Su padre iba soltando los dos hilos
girando las muñecas, y con el claro mensaje de ¡ ya ! obligó
a David a soltarla, con lo que la brisa elevó el ingenio por encima
de sus cabezas.
El niño se quedó mudo y clavado en el asfalto, siguiendo
con la mirada su majestuoso vuelo. Mientras, el padre daba
pequeños saltitos para no perder el equilibrio forzado por
el ímpetu creciente del aire, convertido ya en viento. El roce
de los zapatos con el suelo, alertó al pequeño que vió como
su progenitor sufría una lucha contra el viento que parecía
reclamar para sí, en exclusiva, a la preciosa mariposa. En cuatro
zancadas el niño se aferró a las piernas del padre intentando
evitar su despegue. Como si fuera una ola de arena, vieron
atónitos, como se les acercaba un golpe de viento por lo
que, al fin, decidieron regalar la cometa al cielo, al ver la
imposibilidad de retenerla con ellos por más tiempo.
sostenida a cuatro palmos del suelo por David. Un palmo
por cada año de vida. Su padre iba soltando los dos hilos
girando las muñecas, y con el claro mensaje de ¡ ya ! obligó
a David a soltarla, con lo que la brisa elevó el ingenio por encima
de sus cabezas.
El niño se quedó mudo y clavado en el asfalto, siguiendo
con la mirada su majestuoso vuelo. Mientras, el padre daba
pequeños saltitos para no perder el equilibrio forzado por
el ímpetu creciente del aire, convertido ya en viento. El roce
de los zapatos con el suelo, alertó al pequeño que vió como
su progenitor sufría una lucha contra el viento que parecía
reclamar para sí, en exclusiva, a la preciosa mariposa. En cuatro
zancadas el niño se aferró a las piernas del padre intentando
evitar su despegue. Como si fuera una ola de arena, vieron
atónitos, como se les acercaba un golpe de viento por lo
que, al fin, decidieron regalar la cometa al cielo, al ver la
imposibilidad de retenerla con ellos por más tiempo.
.....................
Tristes, pero más unidos que nunca, regresaron a su casa,
de la que faltaba desde hacía más de un mes Sonia, su madre.
David ya sabía que cuando el cielo desea algo se lo lleva,
por mucho que nuestro corazón lo intente conservar.
Tristes, pero más unidos que nunca, regresaron a su casa,
de la que faltaba desde hacía más de un mes Sonia, su madre.
David ya sabía que cuando el cielo desea algo se lo lleva,
por mucho que nuestro corazón lo intente conservar.
.
(el grito en el cielo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario