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sábado, junio 21, 2014

La extensión de mi cuerpo -Walt Whitman-



Walt Whitman  (1819-1892)




No pregunto quién eres, no es algo que me importe,
puedes no hacer nada , salvo  lo que yo estreche
en mis brazos.

Me inclino ante el siervo del campo de algodón
o el limpiador de retretes,
en su mejilla derecha pongo el beso de familia,
y por mi alma juro que nunca lo negaré.

En mujeres aptas para concebir engendro niños grandes y ágiles
(en chorros estoy lanzando hoy la simiente de repúblicas
mucho más arrogantes).

A cualquiera que agonice, allí voy corriendo y giro
el pomo de la puerta,
vuelvo sábanas hacia el pie de la cama,
hago que se vayan doctor y sacerdote.

Agarro al hombre que se hunde y lo levanto con voluntad
irresistible,
oh, tú que desesperas, he aquí mi cuello,
¡por Dios, no te hundirás! Descarga sobre mí todo tu peso.

Te dilato con tu tremendo aliento, te mantengo a flote,
cada habitación de la casa lleno con una fuerza armada:
amantes de mí, los que eluden las tumbas.

Duerme, ellos y yo hacemos guardia toda la noche,
ninguna duda, enfermedad alguna se atreverá a rozarte,
te he abrazado, y en consecuencia te poseo,
y cuando te levantes por la mañana verás que es así 
lo que te digo. 




Fragmento del poema La extensión de mi cuerpo de Walt Whitmat

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