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jueves, febrero 04, 2010

SELENE Y ENDIMIÓN



Selene era la diosa de la luna. Sus hermanos fueron
Helios, el dios sol y Eos, la aurora. Los tres hermanos
completaban el ciclo del día. Eos abría las puertas del
cielo para que pudiese entrar Helios montando su
resplandeciente carro. Cuando el hermano terminaba
su paseo diario comenzaba el trabajo para Selene.
Ésta, vestida con sus ropajes radiantes, cruzaba
la oscura noche iluminándola.

Pero la idílica vida de Selene se vió involucrada en una
historia de amor imposible, al cruzarse en su destino
el joven Endimión.

Endimión, un simple pastor, acudió a Zeus con una petición.
Le pidió que le concediese el don de la eterna juventud.
Zeus que gustaba de jugar con los simples pero orgullosos
humanos, le concedió el deseo pero a cambio de que
aceptara sumirse en un sueño infinito cuando él se lo
indicara. Al cabo de los años, un día que reposaba junto
a sus rebaños, Zeus decidió cobrarse su deuda y lo
sumió en un sueño eterno. Así quedó su hermoso cuerpo
tendido sobre la hierba, cuando una noche Selene reparó
en él. Tal era la belleza de Endimión que Selene se enamoró
perdidamente. A partir de entonces, todas las noches
Selene hacía una parada en su recorrido por el firmamento
y se acostaba junto a Endimión con la vana esperanza de
que éste despertase.
Hasta hoy en día, si observáis con atención la cara de la
luna, apreciaréis la herida de la melancolía surcar su rostro.


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