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lunes, marzo 23, 2020

DESDE MI VENTANA (DIARIO DE UNA PANDEMIA) II




Queda poco para que el cielo se oscurezca. El aire está fresco y limpio. La ausencia de tráfico y una pequeña tormenta han dejado una atmosfera tan limpia que llevo un rato con la ventana abierta intentando acapararla. A escasos ochocientos metros atisbo la fachada del hospital Miguel Servet con historias paralelas detrás de cada ventana.

Esta mañana he caído en la cuenta de que las dos formas de contagio por las que nos llega este virus endiablado son las manos y la boca. Precisamente los dos instrumentos que nos hicieron hombres y que nos separaron del resto de las criaturas. Con las manos -evolución de las patas delanteras-, comenzamos a fabricar las primeras herramientas elevándonos en la escala evolutiva de forma vertiginosa y efectiva. Nuestro cerebro, cada vez de mayor tamaño, empezó a tener necesidad de enseñar y de aprender; y habló y escuchó. El habla se perfeccionó rápidamente y derivó en habilidades  más complejas: emitió órdenes, argumentó y aprendió a pedir. Modeló palabras que acompañaran a las caricias y estas nuevas palabras debían ser suaves y breves, para que los hijos reconocieran a sus madres en la oscuridad de la cueva y los hombres supieran con qué pareja dormir.

Parece como si la Naturaleza decidiera golpear ahora nuestra soberbia con un ejército de microorganismos tapándonos las bocas con mascarillas y las manos con guantes, en una alarde de ironía tan fina y elaborada como cruel.





2 comentarios:

Enrique TF dijo...

Excelente relato-reflexión, mimarzgz.
Con tu permiso guardé tu entrada en mi poco leído, pero muy querido, cajón de sastre-e: https://etf1949.wordpress.com/2020/03/25/diario-de-una-pandemia-ii-mimarzgz/.
Un abrazo

mimarzgz dijo...

Muchas gracias, Enrique. Un abrazo,