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jueves, agosto 27, 2009
MI PRIMER CONTACTO CON LA GRIPE A
En esta apacible mañana, cuando mi cuerpo
regresaba de una visita a la biblioteca de la
ciudad, y mi mente, como de constumbre,
sobrevolaba mi cabeza dibujando círculos
en el aire, me he topado de sopetón con
algo que no esperaba:
A escasos doscientos metros de casa, me
encuentro a un conocido y nos damos
la mano educadamente. Achaco el sudor frío
de su extremidad al sofocante calor. Pero
antes de que pueda articular palabra, se me
adelanta y me lanza la pregunta: ¿ No me
notas mucho más delgado?. A lo que yo
respondo-¿ dónde has metido la tripa?.
Joder-Me responde-he estado a las puertas de
la muerte.
Ante tal alarde de dramatismo, le pregunto
qué le ha pasado.
He estado en la UVI con la GRIPE A.
En ese mismo instante mi mente acude a su natural
centro de trabajo, el cerebro, y me recuerda el
sudor frío de su húmeda mano.
El conocido tiene la "amabilidad" de acompañarme
hasta casa y durante el trayecto aprovecha para
relatarme con todo lujo de detalles los diecisiete
días de ingreso hospitalario, los quince kilos
que ha perdido en la batalla contra la enfermedad,
el aislamiento, el miedo a la muerte y las secuelas
que le han quedado en los tendones de aquiles.
Sin demasiadas efusividades, me despido cortésmente.
Subo las escaleras corriendo hasta mi casa.
Abro la puerta. Corro al cuarto de baño.
Deseo ser una serpiente para poder cambiar de piel.
Me lavo las manos durante cinco minutos.Me ducho
y echo la ropa a lavar.
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