Ayer, en la jornada de clausura de la
cumbre hispanoamericana en Chile, hemos asistido
a una representación gratificante de lo que
está sucediendo en algunos estados americanos
y de cual tiene que ser la respuesta de un país
serio frente al ataque de un individuo como
Hugo Chávez a uno de sus conciudadanos.
Zapatero, fiel a su estilo, puso en evidencia
al venezolano ante todos los representantes
latinoamericanos, dándole un tirón de orejas
y unas clases de estilo, educación y democracia.
No olvidemos que, hablando sólo del último año,
Chávez ha cerrado una televisión venezolana
por ser crítica con sus desmanes y está a punto
de sacar adelante una ley para perpetuarse en el
poder, pudiendo así emular a su admirado Fidel Castro.
La guinda del pastel la puso el rey Juan Carlos
que le preguntó a Chávez en alto que por qué no
se callaba. A cualquiera que siga mis opiniones
en esta web no hace falta que le recuerde mi
deseo de que España haga una lenta transición
a la república como forma de organizar el estado,
pero he de reconocer que Juan Carlos dejará el
listón muy alto a los presidentes de la república
que le sucedan.
Por último, si algún hermano latinoamericano de Venezuela,
Nicaragua o Bolivia, lee este artículo le suplico que no se
deje engañar por sus dirigentes que utilizan el ataque
a la antigua metrópoli para enmascarar
sus incapacidades de gestión
y sus “tics” totalitarios.
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