Vuelvo a la carga con este excéntrico pianista. Posiblemente el mejor intérprete de la obra de J. S. Bach. Estudios posteriores a su muerte, acaecida en 1982, indican que posiblemente sufrió el síndrome de Asperger, una dolencia mental del espectro de los autismos. Quizá esto explique en parte la genialidad de este músico canadiense.
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