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jueves, mayo 10, 2007

AMANECER EN UN PUEBLO

Empedrados húmedos
testigos de las primeras lumbres,
en mañana de escarcha.

La plaza desierta,
la fuente manando bostezos,
la luz poderosa,
los primeros enjuagues,
las primeras bendiciones maternas,
las cafeteras que gorgojean.

El primer jumento aparece de la nada
inaugurando la jornada.

La niña mira el último recosido en la falda
y luego a su madre
y luego el bocadillo

y por último a su hermano.

Un perro solitario,
que no tiene falda
ni recosido
ni madre
ni hermano
mueve el rabo y deplaza un palo sobre el empedrado.





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