Democracia no es poder votar cada cuatro años.
Eso en todo caso no dejará de ser una voto-cracia.
Libertad no es tan sólo tener derecho a manifestarse,
a poner carteles en las paredes de nuestras calles, a
decir lo que nos parezca en cualquier lugar, en
cualquier momento.
Eso en todo caso no dejará de ser un desahogo.
Igualdad no es sacar leyes feministas del 50%.
No es igualar a todos por debajo. No quiero condenar a
nadie a que se le considere a mi mismo nivel.
Respeto no es tan sólo legislar para el castigo
contra el racista, el misógino, o el violento.
Es ponerles un espejo delante.
El PADRE ESTADO únicamente debería estar ahí
cerca, en un segundo plano, dándonos su aliento.
NOSOTROS en nuestras pequeñas parcelas personales y
familiares debemos ganarnos a diario el respeto,
buscar nuestro crecimiento, y así romperemos
las ataduras propias y ajenas y respiraremos una
auténtica democracia.
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