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lunes, septiembre 05, 2005

LA VELADA

Al acabar la cena se levantó
de la silla y, encarando la
puerta, volvió la cabeza mirándola
de arriba abajo sin decir nada
y abandonó la habitación con
el mismo silencio y la misma
frialdad que reflejaron sus ojos
durante toda la velada.

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