El hombre contemporáneo teme, sobre todas las cosas,
quedarse a solas
consigo mismo. Ese es el motivo por el que siempre busca
actividades para
mantener su mente distraída.
Si estás planchando te pondrás la radio para oír qué te
cuentan y evitar de
ese modo escuchar lo tú quieres decirte, pero no te
atreves a escuchar.
Si estás tumbado en el sofá de tu salón, encenderás la
televisión y, aunque
todas las cadenas emitan programas basura,
mantendrás sujeto el mando a
distancia con la misma ansiedad con la que tu
consciente rechaza contactar
con tu interior, con tu abismo.
Si viajas sentado en el tranvía, entre una multitud de
viajeros que te incomodan
-como tú les incomodas a ellos-, sacarás el móvil y
recorrerás infinitud de redes
sociales, que en realidad son vertederos de
soledades. Si levantas la vista del
móvil y echas un vistazo fugaz a tu alrededor te
verás reflejado en muchos viajeros
que, a modo de avestruces tecnológicas, esconden sus
cabezas en la pequeña
pantalla de su smartphone.
Pero si una vez detectado el
problema decides ir eliminando esas distracciones
paulatinamente (en el
caso de que tengas la suficiente sabiduría y energía para
dar ese paso), te
prevengo del momento en el que definitivamente acabes
conversando con tu
interior. Entenderás por qué lo evitaste anteriormente
con tantos
artificios. Al principio no suele ser amable contigo.
2 comentarios:
"vertederos de soledades", me ha gustado esa frase, me ha gustado tu post, amigo mimarzgz.
Es mucho más profundo de lo que parece, es toda una conferencia sobre las nuevas formas de convivencia y el miedo a nuestro mundo interno.
Feliz tarde
Muchas gracias, Enrique, por tu comentario. Has resumido perfectamente lo que quería decir. A veces las cosas son lo contrario de lo que parecen y eso es lo que creo que ocurre con las redes sociales. Un abrazo,
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