Mi última esclavitud, de la que acabo de zafarme |
Desconozco si es por el miedo al vacío que penetra la vida de todos los hombres o al silencio (su sombra) o por otro motivo. Pero el hecho es que todas las personas necesitamos estar enganchadas a algo.
Tradicionalmente el sexo, las religiones, los hijos, el amor, el trabajo, las amistades, la juventud, la ciencia (la nueva religión), el reconocimiento, el juego o el alcohol han desempeñado el papel de madres adoptivas y acaparadoras de nuestras vidas.
Ahora, cuando subo a un autobús y observo a gran parte de sus pasajeros con el cuello flexionado y la mirada absorta en la pantalla de sus teléfonos inteligentes; o cuando me cruzo por la calle con viandantes sumidos en la escucha de la música a la que llegan a través de sendos auriculares; o cuando contemplo a un niño aislado del resto enfrascado en su consola; o cuando oigo conversaciones sobre una u otra serie de televisión, un programa de cotilleo o un concurso de cocina, entiendo que el hombre siempre intenta e intentará llenar ese vacío que le aterra con viejas y nuevas esclavitudes.
3 comentarios:
Yo estoy enganchado al Atríviate.
Saludos.
Y yo enganchado al sol naciente, mimarzgz ... nada que ver ... incomparablemente mejor.
Me apunto a lo del sol naciente. A Atríviate ya estuve enganchado. Saludos a los dos
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