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sábado, noviembre 22, 2014
Tejas o cornisas
Desde el día que despertó de esa horrible pesadilla, Andrés temió morir a causa del desprendimiento de alguna teja o cornisa. Ni la familia ni los psicólogos consiguieron extirparle el temor que se escondía en algún rincón del cerebro. Creció entre tropiezos, choques y reproches; algo que suele pasarles a quienes prestan más atención al cielo que al suelo. Actualmente Andrés trabaja de guarda forestal a sueldo de la Diputación Provincial. Vive solo en la atalaya desde la que otea el bosque. Es feliz observando como vigilan las ardillas a las rapaces que sobrevuelan sus cabezas.
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2 comentarios:
Tremenda historia, mimarzgz, y una gran solución al problema. Yo tengo claustrofobia y me asusts el Tubo de la Resonancia Magnética, es como si quisiera que me mandaran al mundo del ahora guarda forestal.
A veces Zaragoza se parece al tubo de resonancia magnética...niebla, niebla y más niebla...
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