La oscuridad del alma es distinta a la oscuridad de la
naturaleza. La oscuridad de la naturaleza es pueril y nuestros sentidos la reciben como algo pasajero, lo
que la convierte en algo rutinario y sin transcendencia. La oscuridad del alma, sin embargo, tiene más que ver con el
descubrimiento de que el final del túnel
es una pared infranqueable.
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