Una y una, dos.
Dos y una, seis.
El pobre burrito
contaba al revés.
¡No lo sabe!
- Sí lo sé.
- ¡Usted nunca estudia!
Dígame ¿por qué?
Cuando voy a casa
no puedo estudiar;
mi amo es muy pobre
hay que trabajar.
Trabajo en la noria
todo el santo día
no me llame burro,
profesora mía.
Gloria Fuertes
2 comentarios:
Pobre burrito, siempre incomprendido.
Si, pobre burro. Y quien tiene oportunidades no las aprovecha e incluso las desprecia.
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