Cuando nuestras manos se rozaron de forma fortuita
reímos inocentes y, sobresaltados,
saboreamos ese instante.
Apenas hubo palabras, no hicieron falta.
Cuando nuestras manos se rozaron de forma fortuita
reímos inocentes y, sobresaltados,
saboreamos ese instante.
Apenas hubo palabras, no hicieron falta.