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viernes, noviembre 30, 2012
¿Quién es el más grande?
Una historia esquimal responde a la perfección esta pregunta.
La Luna de rostro redondo recorría el cielo, tumbada en su trineo, y decía fanfarroneando:
-¡Soy la más grande! Soy incluso más grande que el mismo Sol.
Un pequeño lago, perdido en mitad de la tundra, oyó cómo se jacataba la Luna y le dijo:
-¡Vanidosa! ¡Mírame y verás que soy el más grande!
La luna se inclinó hacia la Tierra y se vio reflejada en el lago.
-¡Soy más grande que tú -dijo el lago-, porque puedes hospedarte en mí y me sigue quedando mucho espacio!
La Luna y el lago discutieron tanto que despertaron a un pequeño roedor que estaba durmiendo. Éste salió de su guarida, se estiró y bostezó con tanta fuerza que su ojo izquierdo se cerró. Con el ojo derecho abierto, miró el lago, luego la Luna, y declaró:
-¡De hecho, el más grande de todos es mi ojo derecho, porque contiene al mismo tiempo a la Luna y al lago!
Una lechuza que cazaba por los parajes oyó al roedor, se abalanzó sobre él y se lo comió.
"Ahora vemos quién es el más grande -se dijo la lechuza-. Es mi estómago, que contiene al roedor, su ojo, el lago y la Luna."
Jean-Claude Carriêre - El círculo de los mentirosos
jueves, noviembre 29, 2012
Astor Piazzolla - Libertango
Esta noche he decidido volver a la carga con el Libertango de Piazzola.
Desconozco por qué me atrae tanto esta música.
Quizá sea porque es una melodía que reune melancolía y ganas de vivir,
templanza y arrojo, maestría y juventud, una pizca de espiritualidad,
erotismo...
La prueba de la genialidad de esta obra es la cantidad de variaciones que
admite sin perder ni su esencia ni su magia; como las dos entradas anteriores.
domingo, noviembre 25, 2012
VACIAR PAPELERA
Ansioso, Javier abrió
el e-mail. Lo leyó en unos segundos,
tiempo suficiente para entender lo que en realidad ya sabía desde hacía tiempo.
Palabras de compromiso, vacías de contenido y de cualquier atisbo de afecto. O,
por lo menos, del afecto que necesitaba Javier. Dos años de cruces de correos no le habían hecho desistir, pese a que esa
correspondencia era lo único que había entre ellos. Javier intuía que quizá hubo una oportunidad
al principio, pero ya era tarde. Julia
contestaba siempre con cariño pero rehusaba el contacto personal, rechazando
los cabos que le lanzaba Javier cada vez
con menos ímpetu.
Pero ese día lo
entendió todo, tenía que ser él el que cortara ese último hilo. El fino hilo de
los correos. De este modo, él descansaría
finalmente y aliviaría a Julia de la tensión de ser ella la que tomara esa decisión.
Por un momento se alegró de haberlo entendido. Julia ya había manejado la situación con
suficiente prudencia y elegancia todos estos meses. Lo había conseguido
demostrando una gran intuición aunque Javier no hubiera querido verlo. Ya no se
le podía exigir nada más. Ahora el desenlace le correspondía a Javier. Javier
es inteligente y emocional al mismo tiempo. Esta combinación no es la más favorable para
manejarse en un trance como en el que se encontraba sumido. El amor que sentía por Julia permanecía
intacto pese a los arañazos de la distancia y el tiempo. Incluso pese a recibir las confidencias en las
que Julia le hacía partícipe de una nueva
relación que se había ido asentando con el tiempo.
Con un gran dolor, un inmenso dolor, Javier fue borrando todos
los correos recibidos y enviados estos años y que atesoraba en una cuenta de
correo abierta únicamente para mantener
contacto con Julia. Ella desconocía la exclusividad de esa cuenta, como también
desconocía que cuando Javier escribía -podríamos
vernos algún día-, en realidad quería decir -por favor quedemos mañana-. Que cuando decía -escríbeme
pronto-, lo que en realidad deseaba era ir a buscarla a su casa, montarla en
el coche y huir lejos, muy lejos.
La bandeja de elementos recibidos y enviados ya aparecía
vacía. Ahora solo faltaba vaciar la papelera y todo habría acabado. Al darle a
la tecla, le vino una imagen en la que Julia agitaba la cabeza aireando sus
rubios cabellos que se confundían con los mensajes que surcaban la pantalla
antes de su definitiva desaparición.
Javier sonrió.
sábado, noviembre 24, 2012
EL ARAGONÉS

He encontrado en un artículo escrito por el bibliófilo José Luis Melero y dedicado a su amigo José Antonio Labordeta, la siguiente descripción del carácter aragonés:
"Es indisciplinado (por eso solo ha podido militar en partidos pequeños en los que se le ha consentido todo), socarrón, tierno y divertido, individualista y anarquizante. De ahí que represente tan bien las esencias del aragonés más genuino: la campechanía, reñida con la soberbia, la sinceridad y la nobleza, reñidas con los turbios ardides de algunos, y el no saber pedir aunque se enfade si no se lo dan."
jueves, noviembre 22, 2012
RED RUSSIAN ARMY CHOIR "Ociy cernye"
Cambiando un poco una vieja frase de Woody Allen , a mí, al escuchar esta música me han dado ganas de coger un cuchillo de la cocina e ir a defender Stalingrado.
20.000 CONTRATIEMPOS
Siempre he pensado que a las personas deberían entregarnos un manual de instrucciones cuando nacemos. Se me puede decir que para eso está la educación que nos da nuestra familia y posteriormente la escolarización. Pero creo que esta educación nos enseña básicamente el manejo de ciertas herramientas y habilidades externas, olvidándose de nuestra propia maquinaria.
Esta tarde he escuchado a un psicólogo decir que a lo largo de la vida cada persona tendremos una media de 20.000 contratiempos. Con esta frase intentaba apoyar el consejo de que para poder llevar una vida mentalmente sana, tenemos que aprender a relativizar los problemas desde la infancia.
Pues lo dicho, a ver si a alguno de vosotros se os ocurre escribir ese manual de instrucciones para regalar a los niños recién nacidos; que no hay derecho a que lo regalen cuando compramos una lavadora, y no exista para algo tan caro y complejo como es una vida humana.
martes, noviembre 20, 2012
LOS ÁRBOLES - FRANZ KAFKA (1883-1924)
En verdad somos como troncos de árboles en la nieve. En apariencia sólo apoyados en la superficie, y factibles de ser desplazados con un pequeño empujón. No, es imposible, estamos firmemente unidos a la tierra. Pero cuidado, también esto es pura apariencia.
lunes, noviembre 19, 2012
El Potro Oscuro ( de Miguel Hernández)
El poeta Miguel Hernandez escribió en la cárcel de Alicante este cuento a su hijo Manolillo en el año 1941. Utilizó un rollo de papel higiénico como soporte y la ayuda de su compañero de prisión, Eusebio Oca, que ilustró el texto.
domingo, noviembre 18, 2012
MARTÍN EL IMPACIENTE
De lo que
pasó un día antes de arrojarme al río, ciertamente, no me enorgullezco. Pero es una vieja historia, de la que ya han
trascurrido trescientos años. Desde
entonces vago, incorpóreo, alrededor de sus pilastras sin mucho que hacer;
salvo observar las corrientes, los paseantes y a las otras ánimas que también
tuvieron su mal día y una peor decisión.
Los fantasmas no hablamos entre nosotros. La incomunicación es tan severa como con los vivos. En cambio, podemos vernos e intuir nuestros sentimientos. Quizá por eso no podamos conversar. Mantenemos los nombres que teníamos mientras vivíamos y el apellido depende de nuestra actitud en el nuevo plano. Mi nombre es Martín el Impaciente. Sí, ya sé que parece absurdo tener prisas una vez muerto. Va contra la lógica al no tener ya nada que perder una vez cortado el hilo, pero es que me canso de este puente de piedra, de las crecidas del Ebro y sus monótonos colores. Me canso de ver tirarse a sus aguas a personas que vi corretear de niños en sus orillas. Desconozco cuanto tiempo me queda todavía antes de abandonar este trance. Creo que tiene que ver con aprender una lección.
La semana pasada nos dejó Juan el Necio. Tengo entendido que llevaba bajo el puente más de setecientos años, pero nunca le noté ni el más mínimo atisbo de tristeza o preocupación. Añadiré también que le gustaba jugar. Se sentaba cara a la corriente sobre la pilastra del arco central, seleccionaba con la mirada un tronco a la deriva y seguía su transcurso hasta llegar a su altura. Si en ese momento pasaba intacto al otro lado del puente, daba un brinco de entusiamo. Si, en cambio, chocaba con la base, se sumía en un enfado tan profundo como inexplicable. A mí me gusta trastear con los anzuelos de los pescadores. Estoy convencido de que los peces sí que pueden vernos. Y, pese a eso, no nos temen. Los fríos días de niebla disfrutamos de la ausencia de los vivos, por lo que estamos autorizados a emitir leves silbidos, golpear la superficie del río, y hacer breves incursiones en la catedral cercana, en la que repostamos arrobas de esperanza, inhaladas junto a incienso y hollín. En una de estas ocasiones, Juan el Necio, imbuido del ambiente de la catedral, comenzó a tañer las campanas desobedeciendo las normas. Ante el revuelo ocasionado en toda la ciudad por semejante suceso, el capellán tuvo que improvisar una explicación, achacándolo a una travesura de la chavalería del barrio. Ante la escasez de sucesos que rompieran con la insufrible monotonía de mi existencia, pacté conmigo mismo que, todos los años en la misma fecha, volvería a la catedral a tocar las campanas, azuzando la superchería de las gentes de la ciudad.
Esta mañana decidí seguir la marcha de un joven árbol que viajaba río abajo girando y saltando a merced de la corriente, hasta frenarse junto a la orilla. Sobre ella charlaban un hombre joven y su hija de corta edad. Demasiada luz en el cielo anunciaba mi próxima marcha del lugar, pero algo me mantenía sujeto al tronco que perseguía hacía unos instantes. Decidí sumergirme en la profundidad de las aguas para protegerme de un sol que no me pertenece. Me encontré con un enorme siluro que me observaba incrédulo. Pareció querer decirme algo cuando, súbitamente, fui catapultado fuera del río por una fuerza extraordinaria y lo último que recuerdo es la mano de la niña acariciándome ante la complacida mirada de su padre.
Los fantasmas no hablamos entre nosotros. La incomunicación es tan severa como con los vivos. En cambio, podemos vernos e intuir nuestros sentimientos. Quizá por eso no podamos conversar. Mantenemos los nombres que teníamos mientras vivíamos y el apellido depende de nuestra actitud en el nuevo plano. Mi nombre es Martín el Impaciente. Sí, ya sé que parece absurdo tener prisas una vez muerto. Va contra la lógica al no tener ya nada que perder una vez cortado el hilo, pero es que me canso de este puente de piedra, de las crecidas del Ebro y sus monótonos colores. Me canso de ver tirarse a sus aguas a personas que vi corretear de niños en sus orillas. Desconozco cuanto tiempo me queda todavía antes de abandonar este trance. Creo que tiene que ver con aprender una lección.
La semana pasada nos dejó Juan el Necio. Tengo entendido que llevaba bajo el puente más de setecientos años, pero nunca le noté ni el más mínimo atisbo de tristeza o preocupación. Añadiré también que le gustaba jugar. Se sentaba cara a la corriente sobre la pilastra del arco central, seleccionaba con la mirada un tronco a la deriva y seguía su transcurso hasta llegar a su altura. Si en ese momento pasaba intacto al otro lado del puente, daba un brinco de entusiamo. Si, en cambio, chocaba con la base, se sumía en un enfado tan profundo como inexplicable. A mí me gusta trastear con los anzuelos de los pescadores. Estoy convencido de que los peces sí que pueden vernos. Y, pese a eso, no nos temen. Los fríos días de niebla disfrutamos de la ausencia de los vivos, por lo que estamos autorizados a emitir leves silbidos, golpear la superficie del río, y hacer breves incursiones en la catedral cercana, en la que repostamos arrobas de esperanza, inhaladas junto a incienso y hollín. En una de estas ocasiones, Juan el Necio, imbuido del ambiente de la catedral, comenzó a tañer las campanas desobedeciendo las normas. Ante el revuelo ocasionado en toda la ciudad por semejante suceso, el capellán tuvo que improvisar una explicación, achacándolo a una travesura de la chavalería del barrio. Ante la escasez de sucesos que rompieran con la insufrible monotonía de mi existencia, pacté conmigo mismo que, todos los años en la misma fecha, volvería a la catedral a tocar las campanas, azuzando la superchería de las gentes de la ciudad.
Esta mañana decidí seguir la marcha de un joven árbol que viajaba río abajo girando y saltando a merced de la corriente, hasta frenarse junto a la orilla. Sobre ella charlaban un hombre joven y su hija de corta edad. Demasiada luz en el cielo anunciaba mi próxima marcha del lugar, pero algo me mantenía sujeto al tronco que perseguía hacía unos instantes. Decidí sumergirme en la profundidad de las aguas para protegerme de un sol que no me pertenece. Me encontré con un enorme siluro que me observaba incrédulo. Pareció querer decirme algo cuando, súbitamente, fui catapultado fuera del río por una fuerza extraordinaria y lo último que recuerdo es la mano de la niña acariciándome ante la complacida mirada de su padre.
sábado, noviembre 17, 2012
CUANDO UN BANCO MUERE
Papá, papá, cuando un banco muere, ¿a dónde va, al cielo o al infierno?
NOAM CHOMSKI-LAS DIEZ ESTRATEGIAS DE LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA
1. La estrategia de la distracción.
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del
público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales” (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).
2. Crear problemas, después ofrecer soluciones.
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
3. La estrategia de la gradualidad.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4. La estrategia de diferir.
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar
engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad” (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).
6. Utilizar el aspecto emocional más que la reflexión.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores” (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto, malhablado, admirador de gentes sin talento alguno, a despreciar lo intelectual, exagerar el valor delculto al cuerpo y el desprecio por el espíritu…
9. Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus
capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En el transcurso de los últimos 50 años,los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayor parte los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
viernes, noviembre 16, 2012
domingo, noviembre 11, 2012
EL GOOFUS BIRD

En el asombroso -Libro de los seres imaginarios- de Jorge Luis Borges, encontramos esta breve descripción:
"No olvidemos el Goofus Bird, pájaro que construye el nido al revés y vuela para atrás, porque no le importa adónde va, sino dónde estuvo."
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En ocasiones, creo que será por los años que voy acumulando, cuando me escucho temo estar convirtiéndome en un Goofus Bird.
viernes, noviembre 09, 2012
CONSEJOS PARA EL MANDO
De un artículo publicado hoy en la edición digital del ABC, sobre el Gan Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, extraigo esta pregunta, que pienso se puede aplicar a cualquier empresa u organización social.
Pregunta para el teniente general Francisco Puentes Zamora, jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército:
-¿Qué cualidades debe poseer todo buen mando militar?
Como Jefe de la enseñanza militar, esas cualidades son las que pretendemos inculcar en las Academias Militares. Como en cualquier profesión son fundamentales los conocimientos técnicos propios y la capacidad de actualizarlos de modo permanente. Pero además, los cuadros de mando deben ser una referencia continua de las virtudes militares, que no son otra cosa que las virtudes cardinales de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, en un contexto muy particular y concreto. Los empleos más altos deben ejercitar su liderazgo basándose en la iniciativa, la creatividad y la visión de conjunto; los cuadros intermedios deben ser previsores, activos y resolutivos, tratando de sacar lo mejor de las personas bajo su responsabilidad.
EL ÚLTIMO REGALO PARA MI AMIGA ESTHER
Porque te has marchado sin despedirte -a la francesa-.
Porque no me has dado la oportunidad de decirte cuanto cariño te tenía.
Porque nadie te mandaba salirte de esa carretera.
Porque no sé adónde váis los muertos; pese a llevar toda la vida preguntándomelo.
Porque hace meses que no te llevaba otro de estos bolígrafos que tanto te gustaban.
Por todo lo anterior, aquí tienes, amiga...
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