Javier llevaba seis horas conduciendo dirección sur. Seis horas y mucha carretera quemada, con la mirada fija en el horizonte y el pensamiento masticando recuerdos. La decisión la tomaron el día anterior. No habría despedidas, no habría maletas, no habría finiquitos. Todo abandonado en la cuneta. Con "Dont think twice, its all right", de Bob Dylan , sonando por los altavoces del Renault, Javier desvió un instante la mirada del asfalto y volvió a contemplar el rostro plácidamente sumido en el sueño y parcialmente cubierto por un mechón rubio de su compañera de fuga. El sol ya se ocultaba cómplice. Pronto tendría que pensar donde pasar la primera noche de sus nuevas vidas.
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