miércoles, mayo 18, 2016

Hombre asomado a su ventana






Seis pájaros azules me dan la espalda
sobre la rama desnuda apoyan sus garras pardas.
Sus picos, doce castañuelas mudas,
aguardan cerrados la llegada del alba.

Hacia el río caminan tres mujeres:
dos viudas de ojos secos y
una joven con el vientre hinchado
que cabila distraída bajo mi ventana.

Un lejano ladrido asusta a los pájaros
que extienden sus alas y alzan el vuelo
dejando una ola turquesa flotando sobre la rama vestida.

Soy una de esas aves que sobrevuelan mi casa
y me gusta la sensación de la libertad recobrada,
de las plumas aplastadas por el aire,
del palpitar del trigo bajo mi sombra.

Me desvisto de plumas y pico
y me dejo caer sobre el vientre preñado.
Soy el feto que flota entre el éter dulzón
que me alimenta mientras
voy olvidando todo lo que fui,
para amar a la madre que intuyo ahí afuera.

A través del cabello de mi madre
paso a las manos de la vieja que lo trenza,
y que saluda al vecino asomado a su ventana
que no responde.







5 comentarios:

  1. Es maravilloso el viaje que te has dado, me ha encantado.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Marikosan. Te agradezco el galardón aunque creo que es inmerecido. Un abrazo,

    ResponderEliminar
  3. Te invito a cerrar los ojos y a emprender el viaje dentro de unos de los cinco pájaros restantes...

    ResponderEliminar
  4. Bonito poema, mimarzgz, bonito homenaje ... precioso.
    Feliz fin de semana

    ResponderEliminar